Parte 2: Olivia llama a la familia (Leer Parte 1)
La semana pasada Olivia, nuestra coordinadora de proyecto, recibió la lista de los adolescentes que se encuentran en los centros de detención de Ciudad Juarez y Chihuahua quienes no reciben visitas de parte de sus familiares debido a la pobreza extrema en la que viven. Recibió dieciseis nombres de adolescentes, algunos con direcciones, algunos con números telefónicos, otros con ninguno de estos datos. Olivia comenzó inmediatamente la siguiente fase de nuestro Proyecto de Reunificación Familiar, el cual era ayudar a los padres que no pudiesen costear el transporte entre sus hogares y los centros de detención para poder visitar a sus hijos durante el día de visita.
Ya con esta lista de 16 nombres, comenzamos a planear la ruta para que nosotros y nuestros colegas en el estado de Chihuahua pudiésemos apoyar a tantas familias como fuese posible en las diferentes ciudades y pueblos que se requería la ayuda. Chihuahua, como ya lo habíamos mencionado anteriormente, es el estado más grande de México, alrededor del mismo tamaño que el estado de Colorado en los Estados Unidos. Con tan solo dos centros de detención en las ciudades más grandes, muchas familias quienes viven en poblados lejanos a estas ciudades, necesitan viajar entre dos y nueve horas para poder visitar a sus hijos en detención. Mientras que Olivia comenzaba a coordinar el transporte, una familia en la lista llamó la atención. Había un número telefónico registrado pero no había una dirección.
Antes de que Olivia llamase a esta familia, acordamos que haríamos todo lo posible para asegurar transporte para ellos, y de esta manera evitar darles falsas esperanzas de poder ver a su hijo para después fallarles. Así que Olivia llamó al número indicado.
“Realizar el primer contacto con la primer familia fue un momento muy emotivo”, comparte Olivia. Al llamar obtuvo respuesta de una mujer. Al principio Olivia pensó que se trataba de la madre del adolescente. La mujer escuchaba con mucho detalle la descripción que daba Olivia acerca del proyecto. “De acuerdo” la mujer respondió, “Yo soy su hermana pero mi mamá es quien debería ir.” Olivia entonces le comentó que tanto ella como su madre podrían asistir, ya que existe un límite de tres personas por visita. “¿De verdad? ¿Ambas podemos ir? ¿En serio nos vendrán a recoger y luego nos traerán de vuelta a casa aunque estamos a tres horas de distancia?”, “Así es” le aseguró Olivia. La mujer no podía creerlo. Olivia les explicó las reglas para los visitantes en el centro de detención, así como la logística. “Pero en serio…” la hermana preguntó una vez más “¿Sí podemos ir las dos?” “Sí” aseveró Olivia.
“Pude percibir mucha alegría y emoción… tan solo considerar la posibilidad de poder ver de nuevo a su hermano” dijo Olivia. “No me di cuenta de lo importante que esto es”.
La hermana se encontraba muy agradecida, muy emocionada, tanto así que su voz comenzó a quebrarse. Hasta ese momento su familia solamente era un nombre en una lista junto a otras quince personas. Nunca la hemos conocido a ella ni a su hermano pero estamos muy motivados que podamos llevar a cabo este proyecto.
Antes de que Olivia colgara el teléfono, la hermana le agradeció muchas veces. Entonces la hermana le preguntó “¿Qué tan seguido podrán ayudarnos para que podamos ver a mi hermano?” Olivia no podía hacer más que decirle la verdad. “No lo sabemos. Por ahora es sólo esta vez”.
El poder documentar la Reunificación Familiar, nos permite promover la idea de proporcionar transporte a las familias más pobres para que puedan visitar a sus hijos en el estado de Chihuahua y en el resto de México. Con suficiente apoyo de organizaciones locales, del gobierno y de usted que lee esto, estas familias pueden continuar brindando un momento de felicidad a sus hijos y recordarles que no están solos, que siempre hay alguien que los espera afuera.