Creemos que cada persona tiene dignidad,
pero que los niños en prisión son
abandonados y olvidados
Creemos en la dignidad para todas las personas adolescentes, sin importar si han estado en conflicto con la ley en algún momento.
Fomentamos la inclusión de todos las personas adolescentes en nuestras actividades, sin importar el delito que se le acuse o conductas pasadas.
Utilizamos y nos apoyamos en información cuantitativa y cualitativa que nos permita identificar las áreas de mejora en el sistema de justicia juvenil para así formular soluciones a cada problema.
Creemos que los derechos humanos de las niñas, niños y adolescentes (como los marcados por la convención de la Naciones Unidas) deberán ser respetados y ejercidos a manera que aseguren un desarrollo exitoso de cada individuo.
Rechazamos y nos oponemos al trato discriminatorio de las personas adolescentes por razones de raza, etnicidad, lugar de origen, religión o identidad de género, preferencia sexual o cualquier otra condición atribuible al adolescente y su familia.
Creemos que para reformar el sistema de justicia juvenil se requiere dar espacio a la voz, los aportes y al liderazgo de las comunidades directamente afectadas, incluyendo a las personas adolescentes y a sus familias.
Trabajamos de manera colaborativa dentro de nuestra organización y con las comunidades y sistemas de justicia donde nos encontramos colaborando para maximizar la participación, expandir las ideas y asegurar un apoyo para las reformas.
Creemos que los modelos que han comprobado su eficiencia en contextos culturales, históricos y lingüísticos similares poseen mayor facilidad para ser transferidos y sustentados en jurisdicciones diferentes a comparación de los modelos que son importados o impuestos desde jurisdicciones ajenas.
Promovemos las mejores prácticas, basadas en evidencia, que han demostrado ser exitosas al reducir la privación de la libertad y proveer oportunidades de desarrollo positivo en las juventudes.
Creemos que para reformar el sistema de justicia juvenil se requiere dar espacio a la voz, los aportes y al liderazgo de las comunidades directamente afectadas, incluyendo a las personas adolescentes y a sus familias.
Trabajamos de manera colaborativa dentro de nuestra organización y con las comunidades y sistemas de justicia donde nos encontramos colaborando para maximizar la participación, expandir las ideas y asegurar un apoyo para las reformas.
Creemos que los modelos que han comprobado su eficiencia en contextos culturales, históricos y lingüísticos similares poseen mayor facilidad para ser transferidos y sustentados en jurisdicciones diferentes a comparación de los modelos que son importados o impuestos desde jurisdicciones ajenas.
Promovemos las mejores prácticas, basadas en evidencia, que han demostrado ser exitosas al reducir la privación de la libertad y proveer oportunidades de desarrollo positivo en las juventudes.
Trabajamos en conjunto priorizando el talento de especialistas locales generado dentro de nuestra organización y colaboramos con la comunidad y las partes aliadas locales interesadas de las instituciones gubernamentales a fin de minimizar la privación de la libertad de los adolescentes.
Buscamos una reforma sistémica integral, reconociendo que debe haber un alineamiento entre los valores del sistema de justicia juvenil, las políticas, las prácticas y los programas, a fin de reducir la privación de la libertad, proteger los derechos de las personas adolescentes y promover un desarrollo juvenil positivo.