La semana pasado llevamos a cabo nuestro primer seminario de entrenamiento para el personal de centros de detención juvenil, como lo son los guardias, consejeros, trabajadores sociales y oficiales de libertad condicional. Estuvimos capacitándolos durante una semana en los temas de derechos humanos, prevención de la tortura, supervisión de adolescentes en programas de liberación y otros temas críticos para la mejora del sistema de justicia juvenil de México. Mientras discutíamos los problemas con los participantes en la capacitación, algo se hizo muy claro para mí: estas son las personas que harán que el sistema de justicia juvenil tenga éxito. Pero incluso con los mejores entrenamientos, este personal crítico de primera línea no podrá tener éxito. Necesitan más de nosotros y del sistema.
Guardias a quienes se les ha dicho que no pueden golpear o abusar de los adolescentes, pero que no tienen otras herramientas para controlar sus comportamientos. Los trabajadores sociales que saben que es su deber hacer algo cuando un niño o niña aparece con moretones o señales de abuso, pero que son presionados por los superiores para no decir nada. Consejeros que desean ayudar a estos niños pero no tienen el espacio de oficina o el personal para satisfacer la enorme necesidad.
Entre nosotros compartiendo importantes principios de derechos humanos y las buenas intenciones de estos actores de primera línea, existe una tremenda desconexión. Esa desconexión significa que gran parte de lo que les enseñamos nunca se pondrá en práctica. Sin mejores políticas dentro de las cárceles, sin las medidas de responsabilidad que sus directores se rehusan a aceptar, y sin los recursos adecuados, los niños continuarán siendo abusados, ignorados y almacenados en centros de detención en todo México.
La formación de guardias y consejeros es muy importante. Es alentador ver su deseo de ser más profesionales y de estar más equipados para tener éxito. Pero Justicia Juvenil Internacional nunca será solo una organización de capacitación. Nuestro proyecto de demostración en el estado de Chihuahua ha exhibido que solo puede tener éxito un personal bien capacitado a través de la participación de los tomadores de decisiones locales para implementar nuevas políticas, proporcionar recursos adecuados y mejorar las prácticas. En los próximos meses estaremos capacitando al personal del centro de detención en al menos cuatro estados en México. Es una oportunidad emocionante y esperamos que conduzca a algo más que capacitación, sino que abra nuevas puertas en todo México para nuestro trabajo.